LO DELICADO Y LO EXUBERANTE

LO DELICADO Y LO EXUBERANTE

infinitos son los brillos, las aguas fluyen,
densa y salvaje la primavera oscura

si te retiras a la profundidad del valle
es posible que aparezca la beldad

cargado está el árbol de melocotones esmeralda
y a la orilla del agua todo es brisa, todo es sol

sombras de los sauces, recodos del camino
pájaros que en bandadas se aproximan

persigue todo eso, adelántate
más allá del intelecto está lo genuino

acuérdate siempre porque entonces
con lo viejo, lo nuevo construirás

XuWei, Bamboo xvi[1]

De cómo el mundo surge de la polaridad extrema, en medio de una máxima tensión, de los opuestos que se aman y se odian. Casi desgarrado, el dolor consigue trascenderse. Todas las cosas que existen, todos los seres, tiemblan como los pájaros porque saben que les falta la mitad de lo que son. Expían su culpa de tener que ser, que definirse, a expensas de la ausencia de su opuesto. Así se asoman levemente a la vida. Así se tambalean. Parecen fuertes pero no hacen más que reclamarse los unos a los otros. Desde cualquier lado, todo es fragilidad, todo es carencia, todo es oscuridad y mortal desequilibrio. ¿Dónde los lugares de la auténtica contemplación?
Pero también la primavera nos ocupa, su verdor, su luz abierta, el fluir de las aguas decisivas. Por eso hay que arrojarse en profusión a la vida, no temer los extremos en donde se generan las fuerzas de los vientos contrarios. Y el que contemple todo eso, el creador testigo, sabiendo del peligro y la inminencia, sabiendo también que nada importa, tendrá que saltar y adelantarse, ir hacia ese encuentro liminar, vertiginoso. Quizás un rayo de luz penetrará en su alma. Y entonces se acordará de su legado. Y las palabras vendrán raudas en su búsqueda y, al igual que los cantos de un río, formarán, una a una, el dique de contención del gran silencio.

Las veinticuatro categorías de la poesía.
Si Kongtu
Editorial Trotta, 2012.

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